Recibimos unas imágenes desgarradoras de un grupo de voluntarios que estaban realizando una obra de caridad en un pequeño pueblo. En esas fotos, una mujer llevaba consigo un tumor de 7 kg, caminando tristemente paso a paso, tratando de alejarse de todos. Al recibir la noticia, partimos de inmediato hacia ese remoto pueblo, ubicado entre altas montañas, a 7 horas de viaje.
Encontramos a la mujer en la casa de un anciano matrimonio que la había tratado como a su propia hija. Su cuerpo delgado estaba afectado por el enorme tumor en el abdomen. Según la pareja, el tumor comenzó siendo pequeño, pero con el tiempo creció y afectó gravemente su caminar y sus actividades diarias. A pesar de sus esfuerzos, no pudieron encontrar la ayuda médica necesaria en un sistema de salud subdesarrollado.
La pareja anciana, incapaz de ir lejos, había buscado ayuda cuando se encontraron con un grupo de voluntarios. Hoy estamos aquí para llevarla al hospital. Sin embargo, la mujer parece tímida y se aleja al conocer a extraños. La pareja anciana nos cuenta que desde la aparición del tumor, su personalidad se volvió más tranquila, perdiendo su alegría y sonrisas.
Aunque la pareja de ancianos intentó todos los métodos, nada cambió. Nos cuentan con lágrimas en los ojos cómo la consideraban como su propia hija y esperaban que le llegaran cosas buenas. Al despedirse, le dieron su comida favorita y la consolaron, mientras sus ojos se llenaban de lágrimas.
La llevamos de vuelta a la ciudad para recibir tratamiento y, dos semanas después, regresamos con una sorpresa para la pareja anciana. La mujer se recuperó por completo, el tumor de 7 kg desapareció. Al verla regresar, la pareja corrió hacia ella con alegría, mostrando el amor profundo que compartían. Todos, emocionados, no pudieron contener las lágrimas.
Actualmente, su salud es estable y la herida ha sanado, pero necesita descanso y nutrición para recuperar su peso corporal. Ahora puede correr libremente y disfrutar de la vida sin preocupaciones. La pareja anciana, feliz y agradecida, derramó lágrimas de alegría, deseando que toda su familia tenga una vida feliz y alegre. La historia de Esperanza es un testimonio conmovedor de cómo el amor y la compasión pueden transformar vidas.