Un día, me encontré con un perro callejero en el camino. Desesperado, intentaba detener a los autos que pasaban. Fue entonces cuando una mujer que viajaba por la región llamó al perro. Se detuvo y miró a la desconocida. Estábamos en el altiplano de Qinghai-Tíbet, donde la temperatura a menudo baja hasta los -20 grados Celsius. Era difícil imaginar cómo había sobrevivido. Su pelaje estaba sucio y desordenado.
La mujer continuaba llamando al perro, y él, con precaución, intentaba acercarse. Finalmente, se detuvo no muy lejos. La señora llevaba consigo a su perro de familia, llamado “Sandía”, en este viaje. Mostró el afecto de Watermelon al nuevo amigo en el automóvil, tratando de eliminar la desconfianza del perro callejero.
Después de algún tiempo, lograron que el perro se relajara. La mujer, con un corazón compasivo, le ofreció cuidado y le preguntó: “¿Puedo ocuparme de ti a partir de ahora?”. Lo llevaron al automóvil, planeando viajar juntos. Le dieron la cama donde Watermelon solía dormir.
Al día siguiente, llevaron a los perros a un antiguo glaciar cercano y tomaron fotos. El perro aún se mostraba un poco tímido y su pelaje sucio hacía que pareciera lamentable. Decidieron darle un cambio de imagen y, después de un cuidado adecuado, se veía mucho más fresco. Después de alimentarlo bien, volvieron al antiguo glaciar, esta vez con el perro vistiendo ropa elegante.
En el tercer día del Año Nuevo Chino, cuando lo conocieron por primera vez, decidieron llamarlo Chusan. Después de días de convivencia, Chusan se volvía cada vez más animado. A pesar de la falta de oxígeno en el altiplano, no faltaba el amor.
Después de seis meses, Chusan se convirtió en el pistacho de la familia. Se volvió más y más apegado a su dueño y siempre mostraba una sonrisa feliz. La vida de Chusan dio un giro aún más sorprendente cuando nacieron los cachorros de Watermelon y Chusan, dos adorables gemelos.
Chusan, que antes vivía como un vagabundo, se había transformado por completo. Ahora, bien educado y limpio, ya no era el perro callejero que solía ser. La dama cumplió su promesa de cuidarlo, cambiando así la vida de este valiente perro. Una historia de resiliencia, amor y transformación que demuestra que, a veces, todo lo que se necesita es una oportunidad y un corazón bondadoso para cambiar el destino de un ser vulnerable.